EDUCAR:
UN RITUAL DE AMOR
Ser padres es asumir un
compromiso de amor con nuestros hijos y con nosotros mismos, es la afirmación
de la vida, el comienzo de una maravillosa y desafiante aventura. Nuestros
hijos son maestros; pequeños mensajeros de luz que llegaron a nuestro camino para
ayudarnos a desarrollar nuestra capacidad de amar, proteger, estimular y de ser
felices.
Esta maravillosa tarea
nos presenta cada día nuevos retos y es bueno como padres reconocer que siempre
existen opciones para dar solución a los imprevistos de nuestro diario vivir.
Comprometámonos a descubrir caminos, a buscar ayuda y tomemos la determinación
de crecer con nuestros hijos.
Se hace indispensable
entonces como un requisito de amor infalible confiar en nuestro hijo como un
colaborador eficaz de su proceso educativo. Es nuestra labor brindarle las
herramientas necesarias que le permitan hacerse responsable de sus decisiones y
acciones.
La comunicación asertiva,
la comprensión y los límites claros en el hogar son algunas pautas de crianza
adecuadas que nos ayudaran a asegurar nuestra misión como facilitadores de sus
sueños. Jamás olvidemos que no existe una mejor manera de educar que a través
de nuestro ejemplo. Solucionemos siempre los conflictos de manera pacífica, no
es necesario gritar ni alterase para lograr que nuestro hijo nos comprenda. A través
de un clima de respeto, cordialidad y una permanente actitud de escucha
podremos establecer los mensajes adecuados para su formación.
Como padres y educadores
somos los responsables de las semillas de amor en la tierra. ¿Y TÚ QUE ESTAS
SEMBRANDO EN TUS HIJOS?
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